🦠 Cómo hacer un mapa viral
Sobre memes cartográficos, opiniones como coordenadas y recetas que funcionan
Un mes más bienvenidos y bienvenidas a El Gran Círculo. Un boletín donde divago sobre la unión entre la geografía humana y las tecnologías geoespaciales.
En las entregas anteriores hablamos de la geografía de nuestras calles y cómo las aplicaciones consiguen traducir direcciones en puntos en un mapa. En esta ocasión nos alejamos del mundo urbano, y nos adentramos en la geografía de las redes sociales para conocer cómo un mapa llega a ser viral. Para ello nos ayudarán tres personas que saben mucho del tema, una experta en descubrir patrones en las comunidades de Internet, y dos profesionales del mundo de la cartografía cuyo buen hacer ha conseguido llegar a miles de usuarios. Pero antes usaremos como ejemplo los memes cartográficos de Trump para explicar lo que uno no debería hacer.
Tres mapas y un rotulador
A mediados de mayo de 2017, Trey Yingst un reportero que cubría la administración Trump para el One America News Network, subió el siguiente tuit de un mapa que se había "encontrado" por los pasillos de la Casa Blanca y que iba ser colgado de esta misma:
El tuit se hizo rápidamente viral. En 2019, otro tuit, esta vez del propio Trump, encendería las redes con otro mapa parecido para responder a su moción de censura. Aunque sin duda, mi favorito es este mapa del cono de probabilidad del huracán Dorian que el expresidente mostró con un "añadido": una línea negra hecha con un permanente que incluía Alabama en el posible paso del huracán y así justificar una anterior declaración donde el mandatario estadounidense afirmaba que el huracán pasaria por dicho estado (cuando los datos decían lo contrario). Estos tres mapas engañaban de alguna manera (el último directamente mentía), pero no estamos aquí para explicar los porqués. Para eso os recomiendo el fantástico libro de Alberto Cairo How Charts Lie1.
Estos mapas se hacían virales porque eran verdaderos bullshit visuales. En palabras de Carl T. Bergstrom y Jevin D. West, autores del libro que lleva el mismo nombre2, bullshit es charlatanería que "pretende persuadir o impresionar, y que para perseguir su objetivo distrae, abruma o intimida a la audiencia con un descarado desprecio por la verdad y la coherencia lógica".
Trump era una fábrica de bullshit y todo lo que decía se convertía en meme. El expresidente consiguió polarizar a la sociedad americana al extremo. Algo que se podía observar perfectamente en los debates en las redes sociales. Con la ayuda de la primera de nuestras entrevistadas, intentaremos entender los procesos, patrones y dinámicas detrás de ello.
Los nuevos espacios de opinión
Mariluz Congosto es investigadora e ingeniera telemática en la Universidad Carlos III y lleva desde 2007 analizando las relaciones entre usuarios y opiniones en la web 2.0, primero con blogs y luego con Twitter desde que empezó a usarse como plataforma de movilización. "La primera movilización que pude analizar fue la del manifiesto contra la Ley Sinde el 2 de diciembre del 2009, pero el primer grafo lo hice con el 15-M". Un grafo, en este contexto, es un diagrama en el que cada uno de los nodos o vértices es un perfil de usuario, y sus conexiones o aristas son las relaciones en la red (generalmente seguimiento, respuestas, retuits, me gusta…). Es la manera de representar redes complejas3 como las cadenas tróficas de los ecosistemas, las neuronas de nuestro cerebro o como se propaga un virus en una epidemia.
Las redes sociales en Internet son perfectas para visualizarlas usando grafos. En este sentido, las comunidades de tuiteros se sitúan en un espacio definido por coordenadas no geográficas. Los ejes (que pueden ser más de dos) están definidos por los intereses y afinidades que tienen en común este grupo de tuiteros. Cada uno de ellos se localiza dentro de este gradiente multidimensional. Un eje puede representar cualquier debate, en el que sus extremos son las opiniones más polarizadas. Usando como ejemplo cualquiera de los mapas de Trump, se me ocurren dos ejes. El primero definido principalmente por los gustos políticos, en cuyos polos nos encontraríamos los partidarios y detractores del expresidente respectivamente. Mientras que el segundo podríamos caracterizarlo por visualizadores de datos y cartógrafos, críticos casi todos. Seguramente estos últimos tengan más que ver, y estén más cerca espacialmente con los detractores que con los trumpistas.
Estos nuevos espacios están distorsionados por dos fenómenos. El primero son las burbujas en las que cada uno de nosotros nos encontramos. Como dice Mariluz, "los retuits son los que definen unas coordenadas más claras ya que se difunde lo que se está de acuerdo y ahí entra en juego las cámaras de eco". Por regla general, compartimos lo que queremos escuchar, y lo hacemos casi sin pensarlo. Esto es muy peligroso, y se debe principalmente al sesgo de confirmación, que nos hace bajar la guardia y creernos cualquier dato o visualización que reafirme nuestras creencias.
George Lakoff explica4 este comportamiento a través de los marcos mentales. Según él, las personas pensamos en marcos. Cuando los hechos u opiniones no encajan en estos marcos, rebotan. Sin embargo, no pestañeamos un segundo al dar a retuit cuando estos se ajustan a ellos. El segundo factor que modifica estos espacios de discusión son los bots. Mariluz lo explica muy bien: "los bots inflan los espacios, pero son aire. Producen cartogramas". Como resultado tenemos que todo en Internet parece estar inflado.
Hay que currarselo
Otra cosa muy interesante que me contó Mariluz es quién y qué visualizaciones conseguían más retuits. Para ella existe cierta meritocracia en Internet. "Los tuits buenos se difunden aunque el perfil tenga pocos seguidores. En los experimentos siempre encuentro que el tuit más viral no es de perfil popular". Es decir, que no hace falta ser Trump para conseguir un tuit viral (aunque en mi experiencia que te retuitee un influencer ayuda mucho).
Por otro lado, parece que la complejidad penaliza. Según la investigadora, "las visualizaciones con más calidad no son las que más se difunden. El caso @mianrey que realiza o difunde gráficas simples con una calidad más bien baja y tiene cientos de retuits. La gente que no está habituada a ver visualizaciones sofisticadas, prefiere una gráfica de peor calidad, pero que entienda". En resumen, hay que currárselo pero tampoco te pases.
Para profundizar más sobre qué es lo que funciona contacté con dos personas que han conseguido que sus publicaciones sobre mapas lleguen a cientos o miles de personas en Twitter. Kevin R. Wittmann es historiador y doctor en Estudios Medievales por la Universidad de La Laguna, y acaba de publicar un libro sobre Mercator*. Los hilos de Kevin lo petan.
Le pregunté a Kevin si alguna vez se había preguntado el porqué de su éxito. "Es una pregunta que me suelo hacer, ni de lejos me había esperado llegar a tanta gente cuando empecé con los hilos de Twitter. Me preguntó mucho por qué. Yo creo que es por introducir una metodología narrativa en la interpretación de los mapas". Kevin le da la vuelta a la naturaleza del mapa. Usa el lenguaje para lo que mejor está hecho, contar historias. "Para descubrir las historias que encierran los mapas, hay que descifrarlos de alguna manera". Kevin desarrolla un mapa antiguo, y despliega su historia tuit a tuit.
El caso de Dominic Royé, doctor en Geografía Física e investigador en Salud Ambiental en la Universidad de Santiago de Compostela, también es muy interesante. Dominic con esta fascinante visualización de las plantas de los edificios de Valencia coloreadas según su año de construcción, logró que multitud de personas realizarán el mapa de su ciudad siguiendo paso a paso las instrucciones de su tutorial.
Según Dominic, se dió la combinación de dos situaciones. La primera, lo atrayente que era la visualización. Tanto el marco circular como "sus colores llevaron a asociar los mapas con un vitral de una iglesia". En segundo lugar, Dominic consigue convetir al consumidor en un creador de contenido, en este caso, mapas. Captar la atención y conseguir la acción de tus seguidores me parece un logro increíble. Aviva la curiosidad geográfica y cartográfica de la persona que ve el mapa. "Es una visualización muy atractiva dado que podemos encontrarnos, o sea, identificar dónde vivimos", y continua, "despierta el interés por saber en qué año fue construido el edificio en el que vivo o los de mis vecinos".
¿Cómo hacer un mapa viral? Currándotelo. Visualizaciones sencillas que lleguen a la gente. Narrar las historias más allá del mapa. O conseguir convertir a tus seguidores en cartógrafos. Estas son algunas de las ideas que nuestros entrevistados han ido soltando. Y si no, métete en política y no pares de compartir bullshit.
Cairo, A. 2019. How Charts Lie. Getting Smarter about Visual Information. Norton, 226 pp.
Bergstrom, C.T. & West, J.D. 2021. Bullshit. Contra la Charlatanería. Ser escéptico en un mundo basado en los datos. Capitán Swing, 414 pp.
Si el lector quiere leer más sobre redes complejas recomiendo Linked de Albert-László Barabási o Redes Complejas de Ricard Solé. Victoriano Izquierdo tuitea, usando el software que su empresa Graphext desarrolla, redes de clústers a partir de grandes volúmenes de datos de diferentes fuentes.
Lakoff, G. 2004. No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político. Península Atalaya, 156 pp.
Ejemplos también de mapas virales que están teniendo mucho éxito en las redes son los trabajos de Sean Conway, The Itinerarium o Vizart.