Hola de nuevo. Supongo que no esperabas volver a recibir otro boletín de El Gran Círculo. Pero aquí estoy otra vez. Ésta ocasión (y posiblemente unas pocas más) va de algo personal. Así que si sólo venías por aquí para leer cosas de geografía, mapas o tecnología, borra este email.
Hace unos tres meses perdí a mi padre por un cáncer muy agresivo de páncreas. 20 años antes mi madre había fallecido también de cáncer. Mi pequeño mundo de seguridad y certidumbre se derrumbó. Ya nada volvería a ser como antes. Pasan los meses y el tiempo hace su trabajo. Aunque el suelo sobre el que pisaba ya no es tan frágil y quebradizo, siento que aun tengo que andar con cuidado.
Además de tristeza, en mi cabeza hay muchos sentimientos. Culpa, rabia, impotencia. Muchos recuerdos aún muy dolorosos de situaciones que ojalá, los o las que estéis leyendo, no tengáis que pasar jamás. También hay líneas de pensamiento complejas. Analogías. Comparaciones. Necesito sacarlas de alguna manera. Como no se me da muy bien hablar, intentaré ponerlas por escrito.
La historia del esquiador
Una de las películas favoritas de mi padre era Smoke. Una película de los 90 con guión de Paul Auster que narra varias historias entrelazadas de tres vecinos de Brooklyn. El personaje de Paul Benjamin magistralmente interpretado por William Hurt1 es un escritor que durante la película cuenta un par de historias preciosas. La primera va sobre cómo pesar el humo. La segunda es la historia sobre un hijo que acaba siendo más mayor que su padre. Ésta se la cuenta al personaje de Rashid, un chaval negro que acaba de acoger en su casa:
PAUL
Está bien. Escucha con atención. (La cámara se mueve lentamente para un primer plano de la cara de PAUL) Hace unos veinticinco años, un joven fue a esquiar solo en los Alpes. Hubo una avalancha, la nieve se lo tragó y su cuerpo nunca fue recuperado.
RASHID
(Con burla) Fin de la historia.
PAUL
No, no es el fin. Es el principio.
(Pausa)
Su hijo era solo un niño en ese momento, pero los años pasaron, y cuando creció, también se convirtió en esquiador. Un día del invierno pasado, salió solo para hacer una bajada por la montaña. Llega a la mitad del camino y se detiene a comer su almuerzo junto a una gran roca. Justo cuando está desenvolviendo su sándwich de queso, mira hacia abajo y ve un cuerpo congelado en el hielo -- justo ahí a sus pies. Se agacha para mirar más de cerca, y de repente siente que está mirando en un espejo, que se está mirando a su propio reflejo. Ahí está -- muerto -- y el cuerpo está perfectamente intacto, sellado en un bloque de hielo -- como alguien preservado en animación suspendida. Se pone a cuatro patas, mira directamente a la cara del hombre muerto y se da cuenta de que está mirando a su padre.
Corte a la cara de RASHID. Lo vemos escuchando atentamente.
PAUL
Y lo extraño es que el padre es más joven que el hijo ahora. El niño se ha convertido en hombre, y resulta que es mayor que su propio padre.
Esta historia que aparenta tener tintes extraordinarios, sucede y posiblemente sucederá cada vez más. Las nuevas generaciones vivimos más que las anteriores. Sin embargo, no me interesa especialmente el hecho de superar la edad de nuestros padres. Lo crucial es llegar a ese momento, verlo y entenderlo. Comprender que tu condición de hijo acaba de cambiar. Que tu padre o tu madre (o los dos en mi caso) estarán congelados en el tiempo.
Las fotos del estanquero
En otra escena preciosa de la película. Auggie un estanquero interpretado por Harvey Keitel, invita a Paul a tomarse unas cervezas (y unos cuantos cigarrillos) para enseñarle su proyecto fotográfico. Álbumes y más álbumes de fotos tomadas siempre en el mismo sitio a la misma hora. La esquina de su estanco.
AUGGIE
(Todavía sonriendo) Nunca lo entenderás si no te detienes.
PAUL
¿Qué quieres decir?
AUGGIE
Quiero decir que vas demasiado rápido. Apenas estás mirando las fotos.
PAUL
Pero son todas iguales.
AUGGIE
Son todas iguales, pero cada una es diferente de las demás. Tienes mañanas brillantes y mañanas oscuras. Tienes la luz de verano y la luz de otoño. Tienes días de semana y fines de semana. Tienes a personas con abrigos y botas, y tienes a personas con pantalones cortos y camisetas. A veces las mismas personas, a veces diferentes. Y a veces los diferentes se vuelven iguales, y los iguales desaparecen. La Tierra gira alrededor del Sol, y cada día la luz del sol golpea la tierra en un ángulo diferente.
Cuando Paul finalmente comprende la singularidad y excepcionalidad de las fotos empieza a detenerse en cada una de ellas. Es entonces cuando la ve. En una de ellas aparece su mujer. La cual había fallecido el día en la que la foto había sido tomada. Ahí estaba ella. Congelada en un trozo de papel en blanco y negro de unos 15 por 13 centímetros.
Cuando enterramos a mi padre dije que él no estaba dentro de esa urna, tampoco estaba en el cielo o en cualquier otra dimensión. Mi padre, mi madre, ni siquiera están en las fotos o vídeos que tenemos de ellos. Están en las historias que hay detrás. En las vivencias compartidas. En los recuerdos. Por muy pequeños que sean. Por eso dije que había que contarlas, da igual a quién.
Como Paul, con la historia del esquiador. O como Auggie, con su historia de Navidad en la fantástica escena final de la película. Una historia que nos traslada de las palabras de Auggie, a la mirada de Paul, para acabar con la voz ronca y cortada de Tom Waits. Unos últimos minutos que me hacen recordar a mi padre, sentado en el sofá del salón, emocionado y girándose para mirarme con una media sonrisa, como diciendo “qué gran película, ¿verdad?”.
Para Ramiro, Esther y José. ❤️
El cual también falleció un 13 de marzo como mi padre, dos años antes.
Me ha gustado mucho. Con respecto a esto, mi padre murió con 32 años, cuando yo acababa de cumplir 8, fue también todo un tema para mí llegar y superar los 32, la edad con la que murió mi padre. Estemos contentos por poder hacerlo y seguir recordándoles.
A mi aún me queda. Pero seguro que es otro punto de inflexión. Muy de acuerdo con tu última frase. ♥️